¿Qué es la Optometría?

La optometría es la ciencia que se encarga de la prevención, diagnóstico y tratamiento de las alteraciones visuales no patológicas.

Estudia las habilidades visuales, permitiendo detectar el desarrollo de problemas de eficacia visual, tanto si son inherentes al desarrollo del niño o adulto como si son consecuencia de una mala adaptación al medio, en función de un desequilibrio entre las capacidades de la persona o las exigencias del medio. Ello posibilita al Optometrista proporcionar soluciones globales a los problemas visuales, previniendo los posibles trastornos de la conducta visual y proporcionando un adecuado desarrollo de la visión en el niño y el adulto. Es decir, nos dedicamos a diagnosticar cualquier alteración de la visión como el aumento de la miopía escolar, la ambliopía u ojo vago (sin utilizar parche), estrabismos, problemas acomodativos y binoculares, problemas visuoperceptivos, problemas de lectura, diplopía o visión doble, entre otros….

¿Qué es la Optometría Comportamental?

La Optometría Comportamental, es una especialidad dentro de la optometría que se dedica al cuidado de la visión desde el punto de vista del desarrollo.

La visión es un acto en el que interviene el cerebro, que es el que de hecho procesa la información que recibimos a través de los ojos. Un niño, por ejemplo, puede tener buena vista y no precisar de gafas pero, en cambio, puede presentar problemas de procesamiento visual, de las distintas habilidades visuales, del movimiento de los ojos, del enfoque de los ojos en el papel, que pueden provocar déficit en la comprensión lectora.

Lo que hacemos los optometristas comportamentales es trabajar, además de los ojos, las vías por las que el cerebro procesa la información visual, de la retina hasta el cerebro, de modo que pueda mejorar estas habilidades. Nuestra retina puede captar una foto de lo que vemos, pero esta imagen se puede perder en el camino y nuestro cerebro no la interpreta ni procesa.

Si los conocimientos que tenemos hoy, fueran los mismos que hace 25 años, un examen visual sólo pretendería saber si un niño tiene una agudeza visual del 100% (capacidad para ver con nitidez sin interferencias). Lo que sabemos hoy, es que las habilidades visuales cruciales para el rendimiento académico van más allá de la capacidad de ver el 100%.

La visión es un complejo proceso neurológico por el que somos capaces de identificar, interpretar y comprender lo que vemos. Además, está íntimamente ligado a otras funciones como la coordinación motora, el lenguaje y la audición. Por eso es tan importante realizar una evaluación completa de todas las áreas visuales, desarrollo de habilidades motoras y desarrollo neuro-auditivo, sobre todo cuando existe un problema en el aprendizaje.

El 80% de lo que se aprende en el colegio se hace a través del sistema visual. Por tanto si hay cualquier interferencia en las habilidades visuales, el niño no puede desarrollar su potencialidad plenamente. Estas habilidades necesarias para un buen rendimiento académico, se desarrollan en la etapa preescolar y si surgen dificultades en la misma, se pueden reducir o eliminar con la ayuda de la terapia visual comportamental.