La Baja Visión es una reducción importante de la visión que restringe la capacidad de realizar tareas visuales en las actividades de la vida cotidiana. Suele producirse la pérdida de agudeza visual y de campo visual. Otros ejemplos son también la pérdida de sensibilidad al contraste, alteraciones en la visión del color, así como un aumento de la sensibilidad a la luz.

Este impedimento no puede corregirse con gafas convencionales, lentes de contacto o intervención médica. En las anomalías visuales

Una de las definiciones de Baja Visión, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es:

  • Baja visión se define como agudeza visual menor de 0.3 (6/18, 0.5 logMAR) pero igual que o mejor que 0.05 (3/60, 1.3 log MAR), o una correspondiente pérdida de campo visual de menos de 20 grados en el mejor ojo con la mejor corrección posible.
  • Ceguera se define como una agudeza visual menor de 0.05 (3/60, 1.3 log MAR), o una correspondiente perdida del campo visual menor de 10 grados en el mejor ojo con la mejor corrección posible.

Los pacientes de Baja Visión pueden ser ayudados por los optometristas, de manera significativa mediante ayudas y aparatos que mejoren la visión.

El optometrista tiene un papel clave en la rehabilitación de los pacientes con baja visión por la capacidad de examinar, diagnosticar y refractar. La baja visión es una subespecialidad provechosa y valorable dentro de la optometría.

EVALUACIÓN VISUAL OPTOMÉTRICA

A través de un completo examen de Baja Visión, se observa qué capacidades visuales se poseen y qué zonas de la retina están en mejor estado para poderlas aprovechar.

La evaluación se realiza siempre por ópticos-optometristas con formación específica en baja visión. Esta formación es determinante para saber reconocer qué partes de la retina serán más útiles y cuáles se pueden potenciar con el entrenamiento y ayudas adecuadas.

Se realizarán pruebas visuales como:

  • Agudeza visual a distancia
  • Sensibilidad al contraste
  • Agudeza visual de cerca
  • Velocidad de lectura
  • Realización de tareas de la “vida real”
  • Campos visuales
  • Visión del color
  • Sensibilidad al deslumbramiento
  • Error de refracción
  • Ángulo excéntrico de visión o posición de localización retiniana preferida.

También se emplea el informe oftalmológico del paciente, ya que es de gran importancia para poder conocer con exactitud el estado de la visión del paciente.

Una vez realizada esta evaluación, se fijan unos objetivos en función de los cuales se establecerá en qué consistirá la rehabilitación y cuánto tiempo se tardará en conseguirla. El tiempo medio de entrenamiento visual se sitúa en torno a las cuatro horas de atención individualizada.

PRESCRIPCIÓN DE AYUDAS

En esta etapa se seleccionan las ayudas técnicas adecuadas para lograr los fines propuestos.

Las ayudas técnicas se dividen en cuatro grandes grupos:

Ayudas Ópticas: Manuales, o montadas en gafas, que proporcionan el aumento necesario según las necesidades de cada paciente. Filtros específicos para evitar deslumbramientos o mejorar los contrastes.

Ayudas Electroópticas: Se trata de aparatos de novedosa tecnología, entre los que se hayan las lupas-televisión, sistemas de realidad virtual o software para aumentar la imagen del ordenador.

Ayudas no ópticas: Empleadas para mejorar la postura, el contraste, el deslumbramiento o la distancia de trabajo.

Ayudas no visuales: Permiten mejorar la autonomía del paciente sin que la visión intervenga. Así, encontramos dispositivos como pueda ser un reloj parlante o un monedero especialmente estructurado para encontrar todo más fácilmente.

ENTRENAMIENTO

El Entrenamiento es fundamental, ya que es el momento en el que el paciente aprende a utilizar eficazmente las ayudas técnicas que empleará en el día a día.

El entrenamiento consiste en el aprendizaje de técnicas para el mejor aprovechamiento del resto visual y la correcta utilización de las ayudas prescritas.

En esta fase se ejercita al paciente en determinados hábitos necesarios para el aprovechamiento de su resto visual.

El uso de las ayudas técnicas se realizará, bajo la supervisión de un especialista, y así facilitar que los instrumentos puedan ser manejados sin ninguna dificultad por el paciente.

La fase del entrenamiento se completa habitualmente en cuatro sesiones de una hora, aunque el plan de rehabilitación incluye todas las sesiones que sean necesarias hasta lograr que el paciente emplee con eficacia las ayudas propuestas.

El entrenamiento es fundamental, ya que si no se usan correctamente las ayudas, el paciente puede abandonar su uso.

Objetivo del entrenamiento: conseguir el mejor aprovechamiento del resto visual

Todos estamos acostumbrados a mirar por la parte central de nuestro ojo, que es donde tenemos la mayor visión del detalle. Es difícil entender que, pese a tener una patología, podamos utilizar una parte de nuestro ojo que está en mejores condiciones aunque no sea la zona por la que estamos acostumbrados a mirar.

Dicha tarea, necesita entrenamiento y ejercicios para que la persona sea consciente y aproveche ese remanente visual que posee. Por eso se refieren tareas para realizar en su hogar y sacar mayor partido a la visión residual.

El Entrenamiento con las Ayudas

La Baja Visión engloba una serie de cambios en nuestra forma de actuar en el día a día. En el entrenamiento con las ayudas que se prescriben al paciente, se le enseña a utilizar cada una de ellas dando todos los soportes técnicos convenientes para que la persona no tenga dificultades en su ámbito cotidiano para salir adelante con la mayor facilidad posible.

ENFERMEDADES O PATOLOGÍAS

Esta limitación puede tener muchos orígenes distintos, aunque principalmente está causada por distintas patologías, habitualmente asociadas a la edad, como pueden ser las Cataratas, Degeneración Macular, Retinopatía Diabética, Retinosis Pigmentaria, Aniridia, Glaucoma, etc.

Degeneración Macular asociada a la edad – DMAE

La degeneración macular es un trastorno ocular que destruye lentamente la visión central, lo cual dificulta la lectura y la visualización de detalles finos. Cuando la mácula no funciona correctamente, las áreas del centro del campo visual empiezan a perder nitidez.

La enfermedad es más común en personas de más de 60 años, razón por la cual a menudo se denomina degeneración macular asociada con la edad.

Síntomas

La degeneración macular ocasiona diferentes síntomas en cada persona.

Una rápida pérdida de la visión central es síntoma frecuente de que la persona padece de degeneración macular en ambos ojos.

En la cotidianidad podemos encontrar indicios de este enfermedad, como líneas rectas que se ven distorsionadas, ver palabras borrosas, problemas para detallar, y áreas oscuras o vacías en el centro de la visión.

Retinosis Pigmentaria

La retinosis pigmentaria es una enfermedad ocular de carácter degenerativo y hereditaria que produce una grave disminución de la capacidad visual, y que en muchos casos conduce a la ceguera.

Aunque se nace con la enfermedad, ésta es raro que se manifieste antes de la adolescencia. La persona afectada no es consciente de su enfermedad hasta que ésta se encuentra en fases avanzadas.

Síntomas
  • Ceguera nocturna como deficiente adaptación a la oscuridad o lugares poco iluminados.
  • Campo de visión limitado como pérdida de visión periférica. Para poder ver los objetos circundantes hay que girar la cabeza. Es la llamada visión “en túnel”.
  • Deslumbramiento como molestias ante excesiva luminosidad, haciéndose necesarias gafas de sol especiales.

Es muy importante saber que no todas las Retinosis Pigmentarias son iguales ni conducen a la misma pérdida de visión.

Retinopatía Diabética

La retinopatía diabética es una complicación ocular de la diabetes, causada por el deterioro de los vasos sanguíneos que irrigan la retina del fondo del ojo. El daño de los vasos sanguíneos de la retina puede tener como resultado que estos sufran una fuga de fluido o sangre. Cuando la sangre o líquido que sale de los vasos lesiona o forma tejidos fibrosos en la retina, la imagen enviada al cerebro se hace borrosa.

Es posible que en los inicios no se evidencien síntomas, dolor ni pérdida de la visión, pero en ocasiones puede producir edema macular, ya que una parte de la retina se hincha a causa del excesivo fluido, causando la visión borrosa y con manchas.

Síntomas
  • Pérdida de visión.
  • Visión borrosa o fluctuante (pasa de clara a borrosa).
  • Mala visión nocturna.
  • Dificultad para percibir los colores.

Diversos estudios han demostrado que aun cuando la retinopatía diabética está avanzada, un 90% puede mantener su visión si siguen un tratamiento antes de que la retina se dañe severamente. El tratamiento para la retinopatía diabética puede necesitar cirugía con láser de argón.

Miopía Magna

La miopía magna, alta miopía o miopía patológica se produce por el alargamiento posterior del globo ocular asociado a un adelgazamiento de las paredes del ojo. La miopía magna se define por un eje antero-posterior del ojo con una longitud mayor de la normal (más de 26 milímetros) o cuando el paciente tiene más de 6 dioptrías.

FACTORES DE RIESGO Y EVOLUCIÓN

La miopía magna es una patología potencialmente incapacitante y una de las principales causas de ceguera legal, así como la principal causa de neovascularización coroidea entre pacientes menores de 50 años de edad.

En España es la principal causa de la afiliación a la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE). Por otra parte, la miopía es un importante factor de riesgo de cara al desprendimiento de retina, más del 40% de los desprendimientos de retina ocurren en ojos miopes, siendo mayor el riesgo cuanto mayor es el defecto refractivo.

Los cambios que se producen en la retina del ojo miope por la elongación debida a las dioptrías pueden conducir a la formación de rupturas de las capas del globo ocular con la posterior formación de neovascularización coroidea y atrofia de los tejidos. Por otra parte, este crecimiento exagerado del ojo miope provoca un adelgazamiento de la retina periférica y la aparición precoz de un desprendimiento posterior de vítreo, factores que condicionaran una mayor aparición de desprendimiento de retina en los ojos de estos pacientes.

Glaucoma

El glaucoma comprende un conjunto de enfermedades que provocan un daño progresivo e irreversible del nervio óptico. Esta estructura es clave para la visión ya que, a través de ella, las imágenes que capta la retina (convertidas en impulsos nerviosos) se transmiten al cerebro para que este las interprete y se genere la visión.

Cuando, debido al glaucoma, se produce una muerte precoz de las células ganglionares de la retina, cuyos axones forman el nervio óptico, este empieza a quedar vacío por la ausencia de axones. Como consecuencia, se produce una pérdida de funcionalidad y el campo visual del paciente va reduciéndose, si la enfermedad no se trata a tiempo.

El principal factor de riesgo que puede desencadenar un glaucoma es la hipertensión ocular. Por lo general, esta condición ocurre porque, por diferentes causas, el humor acuoso (líquido que baña el interior del ojo) no drena correctamente y se acumula, ejerciendo una presión excesiva sobre el nervio óptico y causándole un “estrés” que no puede soportar.

Sin embargo, hay personas con la presión intraocular elevada que no tienen glaucoma y pacientes con valores normales (menos de 21 mm Hg de presión) que, por el contrario, desarrollan la patología.

Aniridia

Aniridia es una palabra de origen griego que significa “sin iris”. Esta enfermedad consiste en un trastorno global del ojo que conlleva a la falta parcial o total del iris. Se trata de una patología bilateral.

Su origen es variable, pudiendo trasmitirse de forma hereditaria siguiendo un patrón de herencia autosómica dominante, o puede surgir de forma esporádica. La aniridia provoca graves deslumbramientos, lo cual es un factor de gran incomodidad a la hora de salir a la calle o fijar la vista en puntos brillantes como la televisión.

La incidencia de la aniridia es de una persona afectada por cada cien mil nacidos. Con una significativa menor incidencia nacen niños que, además, de la aniridia presentan tumor de Wilms, malformaciones genito-urinarias y retrasos madurativos, conformando el Síndrome cuyo acrónimo es: WAGR.

Todas las personas que conviven con aniridia presentan un resto visual muy reducido, siempre por debajo del 0/20 y una gran fotofobia. A esto se debe sumar el potencial deterioro de este resto visual, como consecuencia de la aparición imprevista de alteraciones visuales mencionadas a lo largo de la vida.

El diagnóstico es, relativamente, sencillo pues el síntoma evidente de una persona que nace con aniridia es la falta total o parcial de iris (anillo coloreado de los ojos) y fotofobia. El pronóstico es bastante más complejo de concretar, pues cada persona es “un mundo y cada uno de los ojos puede, con toda seguridad, presentar situaciones distintas de partida, por lo que la evolución dependerá de ésta. El abordaje de la patología con sus correspondientes alteraciones se llevará a cabo de una forma, totalmente individualizada y los resultados, al tratarse de una patología de baja incidencia no pueden tenerse en cuenta, de forma generalizada.

Cataratas

En medicina oftalmológica, se llama catarata a la opacificación total o parcial del cristalino.

Existen fundamentalmente dos tipos:

  • Catarata congénita: producida por la existencia de una lesión hereditaria o una agresión sobre el embrión durante su desarrollo (p.e rubéola)
  • Catarata adquirida: es el tipo más frecuente y es la principal causa de pérdida de visión entre los mayores de 55 años. Está causada por la acumulación de células muertas en las lentes naturales de los ojos, encargadas de enfocar la luz y producir imágenes claras y nítidas.
  • Hay que señalar que las cataratas pueden ser operables. Sin embargo, existen casos en los que la situación médica del paciente desaconseja esta operación por diversos motivos, lo cual acarrea el problema de Baja Visión.